lunes, 15 de mayo de 2017

Descubriendo nuevas realidades

Si alguna vez me preguntan cómo sería la manera ideal de criar a un hijo, creo que lo primero que se me viene a la mente es: criarlo como si fuera un científico.

No lo digo a la ligera, lo digo completamente convencido que la curiosidad de un niño hay que saberla cultivar. Es espontáneo y natural que pregunten, que sientan curiosidad, que se queden tranquilos con respuestas sin sentido.

Hay que decirles las cosas como son, pero por encima de todo hay que dejarles que descubran su verdad. Esa tiene más valor, que cualquier verdad revelada[1]. Porque cuando se sabe relativamente poco, la abstracción hacia la deducción y generalización es algo que no ocurre naturalmente.

Hoy les hemos regalado a los niños un microscopio. No cualquier microscopio. Uno USB que no tiene ocular, sino que necesita del computador para poder ver las imágenes. Tiene la gran ventaja que las imágenes se ven maravillosas en la pantalla, se pueden capturar e incluso guardar vídeos.

Esta interacción con el mundo micro, no tiene precedentes en su corta vida. Nunca es lo mismo ver una fotografía de una hormiga, que tú mismo verla tras varios aumentos. Ver los detalles es impresionante.

Fotografiar tus uñas a 250X viendo lo intrincadas que son es abrumador. De verdad que es ver un mundo nuevo a través de nuevos ojos.

Ya lo he dicho antes, no se trata de hacerlos literalmente unos científicos, sino que la ciencia y su método para encontrar la verdad es lo mejor que hemos construido los seres humanos. Construir verdades, para poder ver nuevas realidades debería ser la meta de todos, independientemente de a qué nos dediquemos.

Hemos creado una galería con las fotografías que vamos tomando. Échale un vistazo.

Micro-mundo


  1. Me adhiero a Kant y a Dawkins, cuando digo que me siento impotente y frustrado cuando llegan del colegio con alguna explicación pobre del mundo, como que cuando hace viento es porque Dios sopla.  ↩

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