jueves, 6 de julio de 2017

Leyendo a oscuras

Un amigo se me acercó un día y me dijo, “lo mejor que puedes hacer por tus hijos es leerle todas las noches”. También me aconsejó que les siguiera leyendo hasta cuando ellos pudieran hacerlo por sí mismos. Que los siguiera acompañando en la lectura, que escogieran sus propios libros, pero que siguiera estando ahí.

La lectura es probablemente la actividad humana que mejor nos representa y por eso, tal vez, la más adecuada para infundir en nuestros hijos lo que significa ser humano.

Las lecturas no tienen por qué ser extensas. El objetivo es que disfruten de la historia, y por supuesto, también que se duerman. Hay que saber escoger las lecturas con antelación. Las recopilaciones de cuentos son buenas, como las fábulas de Esopo, cuentos de los hermanos Grimm, entre otros.

Las lecturas antes de dormir han estado bien, pero notaba que no siempre conseguía dormirlos al acabar el cuento. Me di cuenta que la luz encendida era un impedimento para que entraran en modo sueño. Así que se me ocurrió la idea de leerles con mi Kindle Paperwhite. Tiene luz propia, pero no es tan intenso como una tablet. Tiene lo justo de iluminación para leerlo con las luces apagadas, pero no tanto como para interrumpir los patrones de sueño.

En general nos ha ido bien y a los niños les encanta. Al final del día se trata de exponerlos a lo mejor que conocemos. No hay garantías, pero es nuestra mejor apuesta. A través de la lectura he visto que se les ha despertado el interés por conocer de otros países, de otras culturas. Les ha aumentado su vocabulario, articulan mejor sus ideas. En fin, son mejores seres humanos y ahí está nuestra labor como padres.

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